24 de junio de 2009

Poda y mantenimiento de rosales

Es en la estación invernal donde este tipo de vegetales desarrollan una mínima actividad; de allí la conveniencia de efectuarles los cortes de formación, que le permitan un renuevo de su follaje en la primavera.

La fecha mas propicia para ejecutar este trabajo, si queremos tomar una referencia, puede ser durante las vacaciones de invierno escolares, sobre todo si hablamos de Buenos Aires y zonas aledañas, porque el frío ya está definitivamente instalado.

Si la poda la realizamos antes de este período corremos el riesgo de que algún golpe residual de calor produzca un rebrote en los rosales, que luego -con bajas temperaturas- estos brotes nuevos se queman y ya no hay oportunidad de realizar un nuevo corte más abajo por falta de espacio, y el rosal se perjudica notablemente porque pierde posibilidades de renovar su follaje.

Lo primero a tener en cuenta es la herramienta con la que haremos la poda. Esta debe estar afilada y limpia. Se evita así el desgarros y la infección del tronco que se corta.

Teniendo en claro cuál es el objetivo: conseguir un arbusto con 4, 5 ó 6 ramas principales (esta será su estructura base), podemos sugerir estos pasos:

  • Eliminar ramas secas (muertas), poco vigorosas o enmarañadas. Para saber si una rama está muerta, la superficie que se ve tras el corte del tallo es de color marrón; si está viva es de color blanco.
  • Eliminar chupones que brotan debajo del injerto. Estos no darán flores y, además, consumen agua y nutrientes. Podemos reconocerlos porque las hojas son verde claro y son más pequeñas. Podarlos desde la inserción.
  • Podar los brotes del año anterior a más o menos la mitad de su longitud.
  • Algunos tallos viejos podemos podarlos intensamente a unos pocos centímetros del suelo, para que rebroten y se renueven, pero no es adecuado hacerlo con todos.

Identificamos 2 tipos de cortes:

  1. PODA CORTA: dejamos 3 yemas
  2. PODA LARGA: dejamos 5 yemas

La cantidad de yemas se cuentan desde el nudo del injerto. El corte se practica "al bies" dejando un espacio de luz entre el corte y la yema de unos 2 milímetros.

Observemos que el corte "al bies" debe practicarse en la misma dirección que la yema, para evitar que por el desplazamiento de las gotas de rocío pueda llegar a pudrirse.

Recordando que los tallos de los rosales posen yemas en toda su extensión y que las mismas se encuentran desplazadas con respecto a su eje en 120 grados, antes de practicar un corte es aconsejable imaginar hacia donde se desarrollará la futura ramita; siendo conveniente que el centro de la planta se mantenga abierto y bien aireado para evitar que aniden algunos insectos como la Arañuela Roja, que si bien no es perjudicial para el rosal, su telaraña es propicia para la nidificación de otros insectos.

Otro de los inconvenientes que suelen aparecer, cuando el centro de la planta está colmada de follaje es la proliferación de hongos y bacterias, como consecuencia de la humedad presente.

En la temporada de floración, una vez que abre el capullo y nos da la flor en todo su esplendor, es conveniente CORTARLA, por cuanto, si no, la flor se convierte en fruto y la quita vigor a la planta, que tratará de semillar.

Para esto, hay que tener en cuenta que solo las yemas que se encuentran en las ramitas de 7 hojas, serán futuras ramas florales.

Aquellas yemas en ramitas de 3 ó 5 hojas, son solo de madera, vale decir que no nos darán flores.


¿Podemos obtener nuevas plantas rosales de los gajos podados?

SI. Los gajos podados se llaman "ESQUEJES".

Los rosales permiten perfectamente aprovechar los esquejes para obtener nuevas plantas. Para esto, los esquejes obtenidos de la poda, deben tener una longitud de 30 a 35 cm. Debemos identificar con un corte en forma de punta la parte superior y otro horizontal en la base, porque es fundamental para que broten respetar la polaridad.

Una vez que tenemos todos los esquejes identificados, estos se deben enterrar con una inclinación de 60 grados, -para que la savia se deslice más lentamente- enterrándola una 3 a 5 yemas, en un lugar reparado y ligeramente húmedo, al cual previamente se le debió efectuar un laboreo de 25 cm de profundidad, con el agregado de abono y libre de malezas.

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